viernes, 28 de septiembre de 2007

Absurdo

Camino sobre la línea verde que es de todos colores y de ninguno saco mi cabeza por la ventana y siento el viento golpeándome el rostro me dices que lloverá porque los planetas se alinean la próxima semana entonces entro mi cabeza y me siento en el tronco del árbol antes de que caiga la manzana sobre la cabeza del señor que preguntó ¿a qué hora empieza la función? hacia el norte le dijo Raúl que sacaba de su bolso un refrigerador para poder irse a casa la batería del estéreo se agotó así que me levanté el camino del suelo y lo guardé en mi bolsillo me subí a la próxima estrella que pasará no quiero perder el autobús.




Cierro los ojos y veo todo oscuro.Siempre me pregunté por qué a veces se veía blanco o con nubecitas.
Algo así como mi vida. A veces muy luminosa, otras veces con neblina, pero siempre oscura, negra.
He tratado de convencerme de que soy yo la que estoy bien y que el resto del mundo no, pero también.
Que está perfecta la manera en que hablo, camino, pienso y actúo.
Que está bien ser yo. Que es lo más correcto abrir las cajitas secretas y salir de la ceguera característica del ser humano.
Que mis intereses son los mejores y que el resto de la gente gusta mal, pero mejor.

Pero con cada paso dado, surgen millones de tropiezos y me convenzo cada vez más que esa luz de conocimiento tan sólo esclaviza.
Quisiera escapar de mi curiosidad y vivir como el común de la gente. Sin mayores ambiciones que las materiales, sin mayores cuestionamientos.

Cada respiro que doy es un fracaso. Siento que toda mi vida ha fallado y que no he hecho nada por ello.
A veces realmente quisiera tener menos capacidad lógica. Quisiera no saber pensar.

Llorar por la primera tontera que me duela. Pensar en chicos, alcohol y carretes.
Comprar ropa de colores, maquillarme exageradamente, rellenar el brasier y hacer dieta.

No pensar.

Sufrir por cosas banales, gustar de la superficialidad de las cosas.
Que mi mayor meta sea conseguir una pareja medianamente buena que me pueda dar una ilusión de felicidad.
Quisiera ser de las que gustan de lo popular.
Tener esos millones de amigos que te acompañan en todas las farras, pero que desaparecen en tu llanto sobrio.
Quisiera dejar de pensar. Y ser otro destructor del mundo.

A veces ni siquiera me conformo con ser uno más.
Tan sólo quiero desaparecer, no sentir.
No quiero sentir más.
Ni dolor, ni rabia, ni pena, ni amor, ni alegría, ni cariño, ni ternura, ni asco, ni calor, ni frío, ni placer, nada.

Desaparecer.

Cuando aprendes el cien por cien de cada experiencia de vida, comprendes que no existe un motivo, ni un sentido.
Y aunque se te aparezca el mismísimo Dios, quienquiera que sea en caso de existir, tu mismo te encerrarías en un manicomio.
Porque comprendes que todo es un absurdo.

domingo, 23 de septiembre de 2007

...Amor


Cada día escondo una lágrima nueva.
Oculto un suspiro nostálgico.
Desecho un deseo por imposible.

Con un nuevo despertar me afirmo y me niego.
Sonrío cínicamente al mundo.
Grito que no es aquí dónde quiero estar.
Borro las letras que conforman la palabra amor, pues no las quiero en mi.

Pero no es así.

Las quiero más que nada en el mundo.
Desearía vivir por ellas, vivir con ellas.
Sentirlas intensamente y que ellas me sean correspondidas.
Pero piso realidad nuevamente y llega otra lágrima que esconder.
Otro suspiro nostálgico que ocultar.
Otro deseo imposible desechado, otro despertar de afirmaciones y negaciones.
Otra sonrisa cínica al mundo y otro grito que nadie escuchará...

lunes, 10 de septiembre de 2007

Si sólo hay que tener dos dedos de frente

He hablado demasiado acerca de fe, de credos, de visiones bidimensionales e incluso unidimensionales y unívocas.

He pasado por la nada y la he puesto en el lugar de base fundamental de la sociedad en la que vivimos hoy en día como mundo.

Estamos rodeados de dudas, hay inciertos por donde miremos.

Me enfocaré esta vez en los casos más patéticos de nuestra existencia. O sea, hablaré acerca del unidimensionalismo.

Y es que lo sabemos. Así fue, así es y así será siempre. Galileo lo vivió. La sociedad en ala que le tocó vivir creía firmemente y como verdad única que la Tierra (el planeta) era el centro del universo, y que todos los astros giraban al rededor de ella. Nuestro amigo Galileo fue vetado e incluso sancionado por creer, perdón, por saber que en efecto, no era así.

Por otro lado Einstein rompió cientos de paradigmas con su teoría de la relatividad.


Entonces, lo que llamamos "verdades absolutas" ¿qué son en realidad?


No quiero despertarme el día de mañana y darme cuenta de que todos los axiomas matemáticos que me enseñan en la escuela se han ido abajo.


¡Mein Gott!


En toda nuestra existencia, nos han metido el dedo en la boca. Nos han contado lindas historias de dioses y demonios, de bien y de mal, mientras tratan de averiguar algo que sea verdad. Si les acomoda claro.

Lo peor de todo, es que nosotros, seres ignorantes, nos creemos todas esas patrañas. Por algo levantamos oraciones al cielo. Creemos en un Dios que sólo leemos, pero que en ningún caso entendemos.

Nos "cuentean" todos los días y no hacemos nada por remediarlo.

Mi consejo ahora sería que evitemos ser víctimas de una maquinación suprema. Habemos algunos seres que "sobre-entendemos", no podemos dejar que nos metan el dedo en la boca nuevamente. Con la sociedad de hoy, sufriremos el sino de Galileo o que el mismo Jesús, sólo por romper paradigmas, por ver las cosas desde otro ángulo, por querer abarcar multidimensiones en mundo al que le fañtan milenios para lograr una evolución que apenas logre acercarse a la verdad.

Lamentablemente, nuestra sociedad está en un proceso inevolutivo.

Y no espero que nada cambie para mejor, sino que empeore.

Me alegra saber, eso sí, de que aún nace gente, que usa el cerebro y se da cuenta de estas cosas.

Es pensar más que el resto o dejar la mente en blanco, pensar en todo y en nada a la vez. Así disipar todas las dudas y encontrar todas las respuestas.


Obvio, sin dudas sólo hay respuestas.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Siento que...

...Vivo,
y a cada respiro
maldigo.

...Pienso,
y con cada idea
miento.

...Anhelo,
y en cada sueño
veo.

...Asumo,
y en cada realidad
consumo.

...Camino,
y a lo largo de la senda
tropiezo.

...Sueño,
y en cada pesadilla
muero.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Cartas Inconclusas III...


Una historia inconclusa...
(10.02.2007)

Hoy decidí con mayor seguridad dejar atrás cualquier sentimiento dirigido hacia él. Mi relación con el sujeto es una de esas amistades en las que doy todo de mi sin respuesta.

Soy una persona poco paciente, pero en esta ocasión decidí que era mejor dar una segunda oportunidad. Ocurrió más de dos veces, por lo que no pienso ceder más.

He abandonado cualquier orgullo poseído antaño por esto y no quiero hacerlo más.

Resulta difícil para mi este asunto, ya que he llegado a quererlo de manera asombrosa. Pero no puedo soportar esto por más tiempo.

Lo quiero, y muchísimo. Pero creo quererme más.

Quería contarte la historia en estas líneas, acerca de mi relación con él, pero así como veo las cosas y por los últimos acontecimientos, lo que haré, en realidad, será descargar toda mi ira y mi rabia, tratando de no cuidar ni la subjetividad ni la objetividad de mis palabras...

Como has podido darte cuenta, no he querido escribir su nombre. Quiero guardar cualquier identidad para así no poner en riesgo mis propios secretos, ya que sabrás que desde el incidente de la otra vez, leen todas mis cosas.

Aún no sé si algún día leerás esto y no sé si podrás o querrás ayudarme. Pero al menos es útil a modo de desahogo momentáneo.

Te siento tan lejos y te necesito tanto. Solías ser mi ángel guardián, pero ya no cuidas de mi. Será porque creciste y yo he quedado estancada?

Él, al igual que tú, me dijo una vez que me quería. Sabes? yo no le creí. Comencé a creerle cuando a lo mejor ya no lo sentía, si es que ya no lo siente.

Yo lo quise primero, si eso significa haberlo dicho antes. Pero ya no quiero quererlo, porque es mucho el daño causado. Quisiera odiarlo.

Pero no sé como hacerlo...

sábado, 1 de septiembre de 2007

El Ángel



Sentía que la misma vida se la tragaba.
Sentía el punzante dolor de la misma muerte en su pecho.

Llamaba con insistencia a ese ángel que sabía que jamás llegaría.
Llamaba al final con angustia, pues ya no soportaba la agonía.

Cerró sus ojos, creyendo que se iría más luego.

Por su mente pasaron imágenes de ese ángel que con tantas ansias esperaba.

Imaginaba su vida si hubiese estado con él.
Imaginaba su final si se hubiese atrevido a contarle la verdad.

Abrió sus ojos torturada por aquella visión.

Sólo deseaba que se acabara pronto.

Una lágrima derramó entonces y dijo su nombre, una vez.

Ángel.

Dos veces.

Ángel.

Y una tercera vez.

Ángel.

Entonces cerró sus ojos nuevamente.

El ángel tendía su mano hacia ella y le pedía que lo esperara, depositándole un beso en los aún tibios labios.

Ángel...

Ella cerró sus ojos...

Pero esta vez fue para siempre.

JD: Si sé que estoy obsesionada con los ángeles, por favor ni me lo menciones, gracias.