jueves, 30 de agosto de 2007

Corriente de conciencia...


El poeta en el rio cuenta historias a los niños. Mira el espejo, observa al niño ciego. Dale un beso, toma su aroma, vive su sueño. Haz caer ese pétalo, idea luz en la oscuridad completa. Se el errante del dolor y la tristeza. Perdona al viento, a la lluvia. Olvida tu sabiduría. El primer pecado sin misericordia, tu danza de fantasía, la guerra en la oscuridad, la llama de dolor. La última esperanza de este mundo. Borra con lágrimas tu perdido orgullo. Tú, orgulloso maldito, la maldición predicha cae sobre ti. El océano de vergüenza, la dimensión más bella, se hará realidad. Es esta la orgullosa cosecha de la misericordia de la humanidad. Estaré sobre el mundo por la eternidad...

He repasado todos los cuadernos en los que he escrito pensamientos, maldiciones y otras cosas a lo largo de mis cortos años, y he notado que la moda entre ellos es el pesar, la tristeza y la decepción.

¡Qué mal! pensé, cómo una niña de tan poca edad puede referirse a estos temas con esta frialdad y con este pesar, me dije casi olvidando que la niña era yo misma.

Lo malo es que veo todos estos acontecimientos cíclicos. Y aunque un amigo hoy me diga que el fin o la prosecución de algo tiene que ver con la intención de las personas, yo sé que esto algún día terminará por las razones ya expuestas.

Si bien me siento más feliz que antes, si bien he madurado (un poco a la fuerza), y si bien he hecho un par de buenos amigos, mi pasado se presentará siempre (cual fantasma de navidad pasada) y me atormentará con recuerdos dolorosos y que suelo enlazar con los hechos de hoy.

Lamentablemente, creo que sí me merezco el apelativo de "trágica", lo de Antígona me pareció un buen chiste, pero reconsiderando creo que soy el tipo de personaje de una tragedia griega. Siempre pensando "Oh! Dioses, me pondré esta polera hoy o aquella?" "Por Zeus! Elijo café tradicional o descafeinado?" "Saturno! me voy en la micro 201 o tomo el metro? Maldito Transantiago!!"

A veces pienso que pienso mucho en las cosas, cuando en realidad en vez de pasar pensando, debiera vivir la vida sin pensar. Leí una de esas dedicatorias que te hacen tus compañeras de curso en 4º medio, cuando te dicen todas esas cosas bonitas para que tengas un recuerdo "nice" de ellas. Palabras cínicas y calculadoras. La cosa es que lo que leí me impresionó, por la verdad que contenían las palabras. Una verdad conveniente en todo caso para este momento. Entre muchas cosas la carta decía algo así: "(...)te deseo realmente lo mejor(típico), que entres a la universidad(más típico aún), que tengas muchos hijos si quieres (sin comentarios) y sobretodo carretea harto, muchísimo, pero muchísimo, disfruta la vida al máximo, si no lo haces te vas a arrepentir(vaya!), mandate cagadas(vaya, vaya!), has lo que quieras y no te arrepientas de lo que haces es lo peor, disfrutalo, te lo dice alguien que se manda cagada tras cagada, pero así es la vida (ah si? así es??)y hay que vivirla, no?(...)". Que por qué digo que es una verdad conveniente? Pues porque me está diciendo que actúe más que piense y a veces creo que es necesario. Claro eso sí, faltó la advertencia: "Tiene efectos secundarios, prevea las consecuencias de sus actos impulsivos" o algo así. En realidad no debería, pero eso hago siempre y por eso no puedo obrar sin meditarlo antes. Que aburrido, no?

Últimamente me siento sumida en un estrés terrible, y he mandado casi todo a la misma m!3rd@, no he ido a mis clases, he llegado tarde a trabajar, peleo con la gente por nada, discuto y digo cosas hirientes a mis amigos, en fin me he comportado como una vil "pelotuda". Resumiendo he vivido sin pensar en consecuencias , ni en los mismos actos, y el resultado, sentirme escoria. Es eso vivir la vida?? Es ese el placer de mandarse cagadas?? A qué tipo de cagadas se habrá referido esa ex compañera de curso, con la que hablé dos palabras en cuatro años de enseñanza media??

He dejado las dudas existenciales de lado para dedicarme a resolver estas interrogantes que deben ser más útiles que preguntarse si Dios existe.

En algo tiene razón eso sí, mi estimada ex compañera, y es que jamás debería arrepentirme de algo. Lamento algunos resultados, si, pero arrepentirme?? Nunca.

Pues estoy conciente de que de todo lo que me ha sucedido, siempre he sacado una nota positiva.

Por último, un comentario interno, que sólo el destinatario entenderá, pero que me gustaría dejar en este post, ya que la discución que tuve con el sujeto me movió a escribir este revoltijo de sandeces. Angelito, gracias.

Eso sería. Nos leemos.

miércoles, 22 de agosto de 2007

The Beauty and The Beast


Remember the first dance we shared?
Recall the night you melted my uglyness away?
The night you left with a kiss so kind
Only a scent of beauty left behind

Ah, dear friend I remember the night
The moon and the dreams we shared
Your trembling paw in my hand
Dreaming of that northern land
Touching me with a kiss of a beast

I know my dreams are made of you
Of you and only for you
Your ocean pulls me under
Your voice tears me asunder
Love me before the last petal falls

As a world without a glance
Of the ocean's fair expanse
Such the world would be
If no love did flow in thee
But as my heart is occupied
Your love to me now has to die
Forgive me, I need more than you can offer me

Didn't you read the tale
Where happily ever after was to kiss a frog?
Don't you know this tale
In which all I ever wanted
I'll never have
For who could ever learn to love a beast?

However cold the wind and rain
I'll be there to ease up your pain
However cruel the mirrors of sin
Remember, beauty is found within

...Forever shall the wolf in me desire the sheep in you...

martes, 21 de agosto de 2007

Contestador Automático

"Buenos días. Habla con el contestador automático de alguien que, o no está al otro lado de la línea, o por diversas razones se niega a responder. Si me conoce, sabrá que la voz que en estos momentos le habla no es la mía. Una de las bondades del contestador automático es que, además de preservar la intimidad, también asegura impunidad. Esta voz es alquilada. Pertenece a una de esas personas, las hay por miles, que a cambio de unos cuantos billetes son capaces de prestar el alma. No es mi voz. Pero sí usted no me conoce, sí es la primera vez que marca mi número, todo esto no debe afectarle. Digamos entonces que, en teoría, no estoy, o que alguna anomalía física me impide llegar al aparato, o que simplemente no tengo ganas. También es posible que yo ya no este en este mundo. ¿Leyó el diario? ¿Escuchó el noticiero? Hubo un accidente horrible a altas horas de la madrugada. No. No cuelgue. No tiene sentido que vaya hasta el periódico abierto sobre la mesa. No encontrará mi nombre en la lista de las víctimas. No cuelgue. Fue una broma, reconozco que de pésimo gusto, pero no lo tome a mal. Retrocedamos: le decía que habla con el contestador automático de, bueno, eso ya lo sabe. Lo medular es que en estos momentos usted no habla. ¿Se da cuenta? Esta mínima relación que dura algo más de un minuto se basa en una mentira y usted se la tragó. No. No cuelgue. Tampoco debe dudar respecto de mi salud mental. Ganar su atención por tanto tiempo es una prueba de agudez. Le he dicho todo lo anterior porque me gusta jugar limpio. Ahora usted se extraña, apela al recuerdo inmediato, pues la mención a jugar limpio viene indisolublemente asociada a la eventualidad de una amenaza. Pero no se preocupe. No amenazo. Ni siquiera advierto. No hasta ahora. Le explicaré lo de jugar limpio, y para ello recurriré a la fuente primigenia de nuestra cultura: el cine. ¿Ha visto cómo hacen los policías para detectar desde dónde hacen las llamadas los criminales? Aconsejan a la víctima que los deje hablar, que les tiren de la lengua por lo menos durante dos minutos, el tiempo necesario para que el ordenador central de la policía trabaje aceleradamente descartando posibilidades, y al cabo de ese tiempo dan con el lugar exacto desde donde llama el criminal. Y todo en dos minutos. El tiempo es oro. ¿Por qué le digo todo esto? Le repito que me gusta jugar limpio. Adosado al contestador automático tengo un ordenador mucho más eficaz que el de la policía y sé desde dónde me llama usted. ¿Le sorprende? Por favor, la tecnología está hoy al alcance de cualquiera. Supongo que ahora usted sonríe y eso está muy bien. De la misma manera supongo que sus nervios se han tensado y le dicen que esta paparruchada se prolonga demasiado. También es cierto, pero, ahora sí que le advierto, usted debe seguir escuchando esta voz, que no es la mía, hasta que la señal convenida le diga que es su turno y por fin se rompa la mentira y usted pueda hablar. Llega el momento de la sinceridad: he ganado tiempo, primero para saber desde dónde me llama y luego para medir qué clase de persona es usted. No. En este momento adivino su gesto de estupor y le aseguro que es absolutamente extemporáneo. Ese "pero si nos conocemos" tampoco se justifica. Es necesario que sepa que sólo la distancia permite el verdadero conocimiento. Y en cuanto al respetuoso trato de usted, bueno, así lo requiere el ritual. No. No cuelgue. No sea trivial. Ese "la bromita va demasiado lejos" que acude a sus labios descalifica su talento, sí, porque escuchar se ha convertido en un verdadero talento y quienes lo poseen pueden contarse con los dedos de una mano. Por última vez le repetiré que me gusta jugar limpio. Usted sigue escuchando una voz que no es la mía, y hace ya bastante tiempo que he salido de casa. Voy hacia el lugar desde donde me llama. Es muy posible que en el camino me haya detenido a comprar flores, o una botella de champaña, o una corbata de seda, o unos pendientes en forma de pavo real. Son detalles que requiere el ritual. Pero también es posible que me haya detenido frente a una armería y ahora este subiendo las escaleras que me llevarán hasta su piso ocultando un monstruoso cuchillo de hoja dentada y doblemente estriada, uno de esos cuchillos que -otra vez las referencias culturales cinematográficas- hemos visto en manos de Rambo, o como se llame el grotesco carnicero norteamericano. No. No cuelgue. Se acerca su turno.Por fin. Luego de escuchar las tres señales electrónicas, podrá grabar su mensaje. Dispone de tres minutos, pero antes de hacerlo, y esta será la prueba definitiva de que me gusta jugar limpio, le aconsejo que vaya hasta la puerta y allí decide si la deja levemente entreabierta, como una invitación, o si la cierra pasándole la cadena y dándole dos vueltas a la llave. Esa desición le pertenece. No puedo ni debo praticipar en ella. Recuerde que le habla la voz alquilada por alguien que en realidad no está al otro lado de la línea."

Desencuentros, Luis Sepúlveda.

miércoles, 15 de agosto de 2007

...Yo creo que ya es falta de neuronas...


Sueño, ay!...es lo único que he sentido últimamente. Con la falta de tiempo, o bajo su dominio en realidad, ya no alcanzo a dormir.

La falta de este placer tan precioso me está volviendo loca, y mis facultades tanto mentales como físicas se reducen a su más mínimo nivel.
Estoy aburrida de mi rutina y estoy luchando por sobrevivir dentro de esta sociedad fomentada por la estupidez.
Ser el pez que nada contra la corriente jamás será tarea fácil, pero todo sea por el objetivo final. La meta. La finalidad última. Que paradójicamente celebra un bien para esta condenada sociedad, o si no, al menos para las generaciones futuras.
¡Qué utopía!
Ya no quiero ni escribir, y es que con mis procesos mentales tan pobres ni siquiera pienso con claridad.
Pensar, pensar, pensar!!!
A veces se torna una sentencia. Un mal.
Como comer del árbol de la ciencia y darse cuenta de que todo está mal.
¡Qué rayos!
Me voy a dormir.